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Pérdida de interés

El temor nuclear existe y parece que a Rusia le sirve más de defensa que de ataque. Evita que haya una operación armada cohesionada y permite que el conflicto siga. Pese a ello occidente no ha quedado de brazos cruzados

  • NELSON TOTESAUT RANGEL

10/12/2023 05:04 am

En abril de 2022 escribía a propósito de la guerra entre Rusia y Ucrania: la guerra lleva dos meses y parece estar lejos de acabar. Se ha extendido más de lo que pudo prever Putin, ya que los ucranianos han sabido defender heroicamente su hogar. El mundo cada vez se horroriza más: una imagen de la guerra es más dañina si se deja correr en el tiempo. El terror de las bombas, los refugiados, la destrucción, condena las acciones y pone en entredicho toda la operación. Esto último para aquellos que aún la justificaban, que seguro no eran pocos, y que ahora cada vez serán menos.

O al menos eso pensaba, ya que la prolongación de la guerra (ya lleva 21 meses) y el inicio de conflictos nuevos, han demostrado que el interés global no puede dividirse en dos. Así, la atención del orbe suele fijarse en un solo punto, normalizando los que llevan ya mucho tiempo.

En ese entonces continuaba: occidente ha actuado con precaución. El temor nuclear existe y parece que a Rusia le sirve más de defensa que de ataque. Evita que haya una operación armada cohesionada y permite que el conflicto siga. Pese a ello occidente no ha quedado de brazos cruzados: inundando a Rusia (y a sus oligarcas) de todo tipo de sanciones. Es una medida de sofocamiento nunca antes vista: excluir a los bancos del sistema SWIFT, cierre de grandes cadenas de alimentos, ropa, etcétera. Bloqueo de transacciones, congelamiento de bienes en el exterior. En fin, un sinfín de medidas que afectarán a la economía rusa por años, y generarán una situación de pobreza generalizada difícil de revertir.

En política internacional a esto se suele llamar soft power, en contraste al hard power, que refiere a las acciones militares y a las agresiones directas. Pese a ello, este tipo de soft power no parece ser tan soft, lo que nos hace pensar que se trata de un híbrido, entre lo fuerte y lo suave, la coerción y la persuasión, la agresión directa e indirecta. Es una manera de hacer daño, profundo, masivo, sin la necesidad de una invasión militar.

Todo por el temor de las atómicas, motivo principal por el cual la OTAN no juega un papel más proactivo. Putin y su Canciller Lavrov lo recuerdan cada vez que pueden, como si al mundo se le pueda olvidar las casi 6.000 ojivas nucleares que tienen. Las cuales no dudarán en usar si la integridad del país corre peligro.

Pero las nuevas alianzas con oriente han permitido que su economía se estabilice en medio del conflicto, aprovechado además el tiempo para seguir con sus reclutamientos masivos por un posible conflicto con la OTAN: sus fuerzas armadas ya cuentan con 2.2 millones de activos. La guerra continúa y promete durar un buen tiempo. Independientemente de que el público haya perdido interés.

Nota al pie: conservando el concepto

Hace unos días me consultaban en la radio sobre la importancia de mantener el concepto en las propuestas gastronómicas. Los conceptos bien definidos te garantizan unpúblico objetivo. Caer en la tentación de doblegar el mismo por la presión de algunos comensales, puede hacerte perder el rumbo y la segmentación de tu audiencia. Es, en resumidas, una victoria efímera, que trae consigo una derrota estrepitosa.

Pero algunos lugares llevan el mantra al exceso. Y son tan dogmáticos que prefieren perder clientes que flexibilizar ligeramente sus políticas. Era el caso del popular restaurante milanés: La Latteria, que cierra sus puertas luego de décadas siendo un ícono de la ciudad. El motivo del cierre es desconocido, y parece radicar en el desinterés por las nuevas generaciones de seguir con el negocio familiar. Negocio que se destacó no sólo por su gastronomía típica, sino por sus rígidas políticas inflexibles.

Dentro de los casos más famosos tenemos a Madonna, a quien le fue negada la posibilidad de reservar una mesa, ya que la política del sitio no permitía reservas. En la misma tónica pasó hace años con Donald Trump, quien, digno a su estilo, intentó reservar el sitio entero y también le fue negado.

Los restaurantes suelen colgar fotos de las celebridades que los visitan. La Latteria se lleva un recuerdo un poco más único: negarles la entrada.

@NelsonTRangel
nelsontrangel@gmail.com
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